Me gusta ir directo a ese rincón de tu cama
y meterme como si me perteneciera
como si ese lugar estuviera guardado para mi.
Me gusta reclamar el espacio que me reconoce,
que tus dedos jueguen con mi pelo
vernos a los ojos y sonreír.
Me gusta hablar del cielo y ver las estrellas
encontrar al mago y la locura
que M ronronee sobre los dos al amanecer.
Me gusta sentirme aprisionada en tus brazos
brazos fuertes que no me dejan ir en la mañana
fingir escaparme a mordidas para que no me soltés.
No sos nada, mi amor
y aún así,
te haces cargo de mi vacío.
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