lunes, 15 de abril de 2019

Estoy embarazada y tengo que abortar.

Y desde que me enteré, voy cayendo en una depresión cada vez más profunda. Por todas las cosas que implica, porque siempre soñé ser mamá, porque entendí que jamás voy a serlo. Porque sí, tengo que abortar, porque es lo responsable, por mi salud, por el bebé y por quienes me rodean. 

Me gustaría retroceder al 2017. Hacer todo diferente. No esperar. No quedarme. No creer. Me hubiera ahorrado tanto dolor. He tenido tantos días de dicha y ya llegué al punto en el que no sé si valió la pena.

Solo quiero dormir y no despertarme. La vida me está sobrepasando y no sé para donde correr y en dónde refugiarme.

En mi refugio, ya no confío más.

1 comentario: